Recuerdo del primer mensaje :
Nací y viví los 25 años de mi vida en Avellaneda. Desde los 3 hasta los 18 fui siempre al mismo colegio, por supuesto en el barrio. En mi curso éramos 20 de Racing, 20 de Independiente y un puñadito de Boca y River. Por mi manera de ser, muy sociable, callejero e híper futbolero, tengo diariamente innumerables charlas futboleras. Si la persona con la que te encontrás es de Racing, en la charla sólo se habla de Racing, si es de Independiente, un poco y un poco. Me gusta cargar, pero entendí que la mejor fórmula es hacer como que opinás con buena intención, sin mala onda. Del otro lado, generalmente, responden igual. Aunque ambos sabemos que toda esa charla es una gran farsa, ya que ambos queremos que el otro pierda, descienda y se mude de barrio. Pero nunca hay que demostrarlo, porque cualquier comentario mal utilizado puede calar en lo más profundo del corazón, ante una hipotética respuesta agresiva.
Acá en Avellaneda, por lo menos en el centro, está parejo; no crean ese mito que ellos son muchos más. Desde que tengo uso de razón, siempre se vieron por la calle más camisetas de Racing que de Independiente. Salvo cuando ellos ganan. Ahí sacan a relucir su marca registrada: el exitismo. Les juro que sólo hablan cuando ganan, si pierden son capaces de hablar de ShowMatch o Intrusos, con tal de no mencionar el fútbol.
Es ahí cuando uno se da cuenta de la diferencia entre ambos. Es ahí cuando uno se siente distinto. Es ahí cuando uno se da cuenta que nosotros amamos mucho más a Racing que ellos a Independiente. Pero todo ésto es muy subjetivo. Lo único que define es el clásico. Cuando nos vemos las caras. Ahí, la subjetividad se acaba. El que gana es el mejor. No hay otra. Seis meses de tu vida resumidos en 90 minutos. Por eso, la vida en un partido. Por eso, hay que ganar para ser feliz. Es el orgullo del barrio. Nosotros contra ellos.
FUENTE: Ident.Racinguista