Los sueños que generó el equipo en las primeras dos fechas del torneo, se están transformando en una pesadilla eterna de la cual no nos podemos despertar teniendo en cuenta que, por la derrota frente a Estudiantes, sumamos la cuarta al hilo. Ayuda Dios…
El hombre se durmió y desde su enigmático sueño miró hacia el cielo en busca de una respuesta inmediata. Las paredes de su cuarto lo delatan. Colmado de celeste y blanco con camisetas del club de sus amores que acompañan el movimiento del viento de lado a lado.
El GPS de la ilusión lo llevó al santuario de aquel anciano barbudo al cual muchos le hablan y le rezan. Una vez allí, el hombre se dispuso a interrogarlo y le manifestó sus fervientes ganas de que sus sueños se conviertan en realidad.
¿Otra vez por acá?, le murmuró. Inmediatamente aquel gran soñador le respondió: “Si, aquí estoy devuelta. Han pasado 9 años y todavía no me has cumplido nuevamente mi mayor deseo”, se dirigió hacia él elevando su tono de voz. Para no perder tiempo, fue directamente a lo que le interesaba: “Señor… mire. Siempre fui un hombre correcto, trabajador, familiero y nunca le falte el respeto a nadie y menos a una mujer. Recuerdo a mi padre diciéndome que si cumplía con todos estos requisitos, mis sueños tendrían más posibilidades de concretarse ya que usted me premiaría. Por eso quiero, sin faltarle el respeto, pedirle que mi amado Racing Club vuelva a salir campeón”.
Luego de la perorata interminable, el anciano acariciando su blanca barba se sonrió al recordar que este muchacho no era el primero en suplicarle que se concrete dicho sueño y reflexionó. Luego de un silencio que pareció de horas, Dios hizo una mueca incomoda y el buen hombre entendió. No hizo falta respuesta alguna.
Todo sudado y algo asustado, se despertó. Aquel reloj despertador voló directo contra la pared al mismo tiempo en el que le preguntó a su mujer casi gritando: ¿Cómo salió Racing?. Corriendo se dirigió hacia el quiosco de diarios, compró uno y miró únicamente la sección de deportes. Lamentablemente, tanto para el hombre como para todos los hinchas académicos, el titular reflejaba una nueva derrota y esta vez por 2-0 frente a Estudiantes en la cancha de Quilmes.
Derrumbado por la noticia volvió para su casa, tomo el pastillero donde tiene las píldoras para dormir y, sin pensarlo, tomó una. Sin duda, prefirió seguir soñando con aquel equipo del 2001 que tantas alegrías le dio…
El conjunto dirigido por Miguel Ángel Russo se encuentra en una situación dramática en la que acarrea cuatro derrotas consecutivas y da muestras, dentro del verde césped, de una clara falta de creatividad. Habrá que analizar cuales son las alternativas posibles para superar esto y, definitivamente, empezar a mirar para arriba. Lamentablemente, en este caso, la realidad supera a la ficción.
Fuente:http://www.racing.com.ar/noticias/nota-final/1282/Pastillas-para-so%C3%B1ar