NUESTRO 19 de DICIEMBRE de 2001

Muy buen archivo fr!

Felicitaciones chabon, buenisimo.

Un momento inolvidable.
Hermosa noche, creo que habia facil 50.000 personas en los alrededores de la cancha, la cola daba vueltas por todo Avellaneda, y que descontrol fue ya cuando empezo la mañana, parte de lo que paso despues esta en las fotos.

No me olvido mas. Yo estaba a una persona de las ventanillas cuando anunciaron que no habia mas entradas y se mandaron a mudar los boleteros. Lo que me costo llegar ahi, pense varias veces que palmaba aplastado. Volvi desconsolado.

Plateas 80 mangos, en esa epoca juntaba las monedas para pagarme la cuota y entradas de visitante, se me hicieron inaccesibles.

Me pasó lo mismo Juanma, quedaban plateas y con mi viejo no las sacamos porque no podíamos gastarnos 160 mangos en dos plateas en esa época.

Con los chicos del colegio pasamos la noche jugando al futbol sobre Colón, cuando pintó el sueño y ya veíamos que iba a ser un quilombo dijimos "Vayámonos y volvamos mañana temprano que va a ser lo mismo"

Era un quilombo...
Lo vimos en Avellaneda

Que de la mano, del Paso a Paso...

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Este martes se cumple una década del título local con el que Racing cortó la sequía de 35 años sin título. Para recordar aquel Apertura, Olé reunió a Merlo, Campagnuolo, Vitali, Chatruc y Ubeda. ¡Salud, campeones!

Los almanaques se descascaran. En el aire se pierden. El sentido del tiempo engaña. Porque el hoy trae al ayer. Y el ayer, más que nunca, al hoy. Se entremezclan. Desde el trampolín del presente, cinco héroes de 2001 se lanzan hacia las pofundidades de la gloria y en ese ejercicio placentero van hallando tesoros que iluminan sus historias. En Olé se respira aire de campeones. Después de saludos afectuosos, entre bromas, Reinaldo Merlo, Claudio Ubeda, Gustavo Campagnuolo, José Chatruc y Martín Vitali vierten un manantial de anécdotas y revelaciones de aquel Racing que el 27 de diciembre dio la vuelta olímpica en la cancha de Vélez, en la misma época de la Argentina en llamas, con el presidente Fernando de la Rúa renunciado casi en helicóptero y cinco sucesores en un par de semanas. Mañana se cumplirá una década de la coronación que cortó 35 años sin títulos locales. Y ellos inundan la redacción de vivencias.

-¿Qué tenía ese equipo?

Merlo: -Estoy totalmente agradecido a ellos (señala a los jugadores). Fue un equipo con sacrificio, técnica y, sobre todo, un espíritu ganador bárbaro. Hubo jugadores muy profesionales, compenetrados en ganar el título. Estos jugadores superaron una presión que no sé si yo hubiera superado. Tardábamos hasta una hora en llegar en micro desde la bajada del puente Pueyrredón al estadio, que estaba a seis cuadras. La gente se nos arrodillaba pidiendo el campeonato.

-¿Qué otros momentos se te grabaron?

M: -El día que empatamos con Banfield en la cancha de Huracán. En mis cálculos yo pensaba salir campeón contra Lanús. A ellos no se los decía para que no se relajaran. Ese día, en el campo, le dije a Tití Fernández que saldríamos campeones. Y en el vestuario les repetí eso a los muchachos. River, encima, había ganado y se nos puso a tres puntos.

-¿Qué generaba Mostaza en el grupo?

Ubeda: -En el semestre anterior al título habíamos vivido un cosa muy fuerte junto a José (Chatruc). Nos jugábamos muchas cosas por estar con la Promoción tan cerca. Eso fortaleció el vínculo de Mostaza con la gente, que empezó a creer en nosotros. Fue muy difícil. En ese campeonato nos puteaban a todos.

M: -En un parate que hubo en ese torneo, dije que Milito en cualquier momento iba a explotar por más que errara muchos goles. Un día, cuando salimos del túnel, la gente me gritaba ´hijo de puta, ¿cuándo va a explotar Milito´. En ese primer torneo necesitábamos 29 puntos para zafar de la Promo.

U: -Y en la última fecha jugábamos contra Independiente. Así que los hinchas de Independiente hinchaban las pelotas diciendo que nos iban a mandar a la B.. Pero un par de fechas antes, contra Central, quedamos afuera.

M: -Volviendo al primer torneo, un día antes de jugar con Unión, Canobbio me dijo: ‘Ando con un dolor acá´. Yo le pedí que no hiciera nada. Tenía problemas porque Rueda o el Chanchi, no me acuerdo, estaba suspendido. En la charla técnica, la delantera era Estévez y Milito. En un momento golpeó la puerta el médico (Miguel Khoury). Pensé que era una joda de estos hijos de puta (señala a los jugadores). Ese día debíamos ganar o empatar porque al otro jugaba Argentinos. El doctor me dijo: ´Milito tiene gripe´´. Le dije esto al médico: ´Escuchame una cosa, no tengo jugadores, ¡dale una cortisona o cualquier cosa!´. Si perdíamos se nos complicaba todo. Mucho más a mí.

-¿Y qué pasó?

M: -Cuando estábamos jugando, desde el banco me dijo: ´Ya estoy para entrar´’. Le contesté: ‘Ahora esperá’. Como nos pelotearon e íbamos perdiendo 0-1, lo mandé a la cancha e hizo el gol del empate. Al otro día Argentinos perdió, después le ganamos a Central y nos salvamos de la Promoción.

-En el torneo del título, Chatruc tampoco fue titular en un partido contra River.

-M: Claro, porque se cagó y se hizo amonestar para llegar a cinco amarillas. No jugó el clásico...

Chatruc: -¿¡Qué me voy a cagar?! Pasa que el equipo era tan bueno que hasta podía jugar sin mí, je.

-Pelotín, vos jugaste casi todo el Apertura.

Vitali: -Aquél (Mostaza) estaba en todos los detalles. Siempre acertaba. Yo jugué todos los minutos del campeonato, menos los últimos contra Colón. Me sacó y entro Maceratesi, que hizo un gol (Merlo guiña un ojo).

-¿Otros aciertos de Mostaza?

Campagnuolo: -Sí, esto nunca lo conté: antes del partido con Colón, nos reunió y nos dijo que si ganábamos seríamos campeones. Yo no lo podía creer porque iba casi la mitad del torneo recién.

M: -Lo dije porque era el rival más duro y estaba muy bien trabajado por Fosatti. Fue un 2-1 tremendo.

-Mostaza, ¿Chatruc te hizo renegar mucho?

M: -Mirá, este pelotudo ahora anduvo contando intimidades en Pura Química (programa de ESPN+). ¡Sos un hijo de puta! Contó la pelea que tuvo con Bastía.

-¿Cómo fue eso?

Ch: -En el 4-1 a Gimnasia, me quedé atándome los cordones, hubo un descuido y llegó el gol de ellos. Bastía me dijo: ‘Sos un hijo de puta, mirá la cagada que te mandaste´. Le dije: ‘Callate, paisano’. Se re calentaba. Cuando hice el tercer gol, lo fui a buscar a él. Después, en un entrenamiento previo a Vélez, nos agarramos a las piñas. ¡Nos tuvieron que separar entre varios!

C: -Yo no podía creer lo que veía.

-¿Qué pensaron cuando se decía que el partido con Vélez pasaba para febrero?

M: -¡Me quería volver loco! Por suerte se pudo resolver todo y se pudo jugar sin problemas.

Ch: Sabíamos que la situación era muy complicada, pero hubo decisión política para que se jugara. Era una locura atrasarlo. Aunque creo que los únicos que en esa época podían festejar eran los hinchas de Racing.

C: -Nosotros sólo queriámos definirlo.

-¿Cómo veían a Milito en esa época?

-C: Tenía 22 años y un potencial enorme. Tenía cosas de Francescoli, Mostaza siempre remarcaba su calidad y lo que podía llegar a crecer. Se dio así.

-M: Sólo le faltaba tranquilizarse, se perdía goles por milímetros. Maneja los dos perfiles, se puede mover por adentro y por afuera, tiene zancada larga, cabezazo y pegada. En Italia alcanzó un nivel sólo para elegidos.

-Ch: Todos, salvo Milito, logramos en Racing un nivel que no pudimos repetir en otros lados. Ese era un equipo solidario, con comunión adentro y afuera de la cancha.

-¿Qué aportó el Mellizo Barros Schelotto?

-U: Cuando el Melli llegó, se puso a elongar solo, lejos del resto. Cuando trotábamos alrededor de la cancha, él iba solito adelante. ‘Qué quilombos vamos a tener con este tipo’, pensamos.

-¿Y cómo siguió todo?

-U: Cuando ya nos habíamos consolidado arriba, nos reunió y dijo algo que nos marcó. Nos contó que en la vida de un futbolista puede haber muchas chances, ninguna o sólo un par de salir campeón, que jamas se iba a olvidar de cómo se le había escapado el Clausura 95 con Gimnasia. Por eso remarcó que nos aferráramos a ella. Nos emocionó y comprometió aún más.

-¿Y el Chanchi Estévez?

-Ch: Ufff, tremendo... Cuando dijo en una nota que Cardetti era cornudo luego del 1-1 con River, llegó al vestuario y le dijo a Campa: “Me parece que me mandé una cagada”.

-¿Cómo fue que llegaron Bedoya y Viveros?

-M: Los conocía de mi paso por Colombia. Lo de Viveros fue raro. Lo había visto mucho más flaco y vino a Racing con algunos kilos de más. ¡Un orto tenía! -Ch: Tiraba paredes al milímetro, te la daba siempre redondita y al pie. Pero tenía un culo grande como un baúl. Decía que estaba en peso. Y yo le decía que estaba en peso... pesado.

-C: ¿Y lo de Arano? En el último partido, Chiche, fana de Racing, le pidió a Mostaza que al menos lo pusiera un minuto. Y así fue. Jugó un minuto y dio la vuelta olímpica.

Merlo, como en aquella época dorada, sigue manteniendo esa relación fraternal con sus ex jugadores. Fue como un padre para ellos. El padre de la gloria. Parece que fue ayer...

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10 años ya...
La reputa madre que lo parió...

Yo a la fila esa solo fui un rato a relevar unas horas a mi hermano que fue el que en verdad se comió todo el garrón.
Tenia 12 años, y veia cada nene, en un momento pasó Diente en cuero con el short del 2000/2001 negro con la cintura celeste, y puesto en él un fierro que como no tenia remera, era lo primero que se veía.
Estaban los muchachos controlando la zona con fierro en mano.
Despues volvió mi hermano, me fui, y pudo sacar 4 plateas altas sur, 50 mangos c/u.
Cada uno guarda la suya:

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Qué genio el Pepe, cada vez que lo miro, me cago taaaanto de risas !!!

Cómo Juanma y Pedriyo, volví a casa con ganas de pegarme un corchazo. Llevaba en la cola con mi hermano y mi primo desde el lunes a las 21hs, a unos 25 metros de las ventanillas. Hasta que el miércoles se arma el quilombo y mi hermano me decía: "Vamos boludo, es imposible" Casi me tuvo que llevar arrastrando hasta el auto que estaba en Wal Mart. Y cómo ya habían dicho, apenas llegaba a juntar los $12 para la popular, los $80 de la platea era impensable.

Un gran bajón, entre medio de tanta alegría.

Recuerdo la guita que puse en ese entonces para que me saquen la entrada...
Vi que no llegaba y habia un quilombo en la cola.
Recuerdo haber dormido dia y medio en la cancha.

Me acerque a un flaco que estaba casi por pasar a las ventanillas y le dije: Te doy tal dinero y me sacas la entrada.
el flaco acepto ya que solo iba a sacar una y recuerdo cuando salio de la ventanilla y lo sacaron por el techo jajaja una locura.
El flaco CUMPLIO SU PALABRA SE DIO LA VUELTA Y ME TRAJO LA ENTRADA...
LO QUE SUFRI CUANDO VEIA QUE LO SACABAN POR EL TECHO JAJAJA

Edición impresa. El técnico Reinaldo Merlo recordó, en un mano a mano con el Diario Crónica, el título alcanzado por la Academia en 2001.

Por Matías Ruffet

Es diciembre y, en una tarde húmeda, en Capital Federal, el cielo plomizo avisa que lloverá. Las gotas danzan, mientras en las tribunas miles de brazos agitan globos y las voces avisan al firmamento un deseo hecho canción: “hace mucho tiempo, que la vuelta yo quiero dar, este año ‘Academia’ no me podés fallar”. Ahí está Racing, el líder del Apertura, que busca quebrar una agonía de 35 años sin vueltas olímpicas a nivel doméstico. La frase de una bandera sintetiza el sentimiento más acorde al momento: “Vamos por la gloria”.

Pero la gesta, como la historia de la “Academia”, tiene detalles que la hacen diferente. Lejos del lujo, seis meses antes de ese diciembre con rumor de consagración, en la cancha de Deportivo Español -paradójicamente, como Racing, fue una de esas instituciones devastadas por malas gestiones que derivaron en la quiebra- Reinaldo Merlo acaba de determinar que el 4-4-2 no será apropiado, por lo que jugará el torneo con un 3-3-2-2.

“Cuando somos grandes en humildad, estamos más cerca de lo grande”, alegó un filósofo indio, Rabindranath Tagore, quien murió 60 años antes de que Racing diera la vuelta olímpica conducido por “Mostaza”, uno de los exponentes de ese valor dentro del fútbol. Sin contrataciones rutilantes, con sólo dos compras (las de Campagnuolo y Loeschbor) y varios préstamos, en 15 días se gestó una formación que logró una comunión que permitió devolverle a Racing la gloria que parecía imposible reencontrar. Y “Mostaza”, diez años después, camina bajo la lluvia para encontrarse con “Crónica” y repasar un diciembre épico.

-¿Qué sentís diez años después?
- Tengo las mismas sensaciones que ese día, porque sabía lo que representaba dirigir a Racing y me tocó ir en un momento muy difícil, evitamos la Promoción y al equipo campeón lo formamos en 15 días.

-¿Desde el principio pensabas en ganar el Apertura?
-Les dije a Barros Schelotto y a Campagnuolo, “si le ganamos a Colón somos campeones”. Después de 10 años me contaron que se decían “este tipo está loco”.

-Ante Colón te enojaste con Bedoya y Viveros...
-Estábamos 2-1, quedaban ocho minutos y le dije a Viveros “cuidá la pelota, ¡hacé de todo menos quilombo, que no echen a nadie!”. Entró bien, pero cuando faltaba un minuto “canchereó” y lo levantaron por el aire. Bedoya lo defendió y terminó expulsado. Entré al vestuario tan caliente que le pegué a una botellita ¡Y le di a Chatruc! Discutimos, pero quedó en el vestuario.

-Nunca se conocieron problemas...
-El grupo estaba muy bien. Chatruc se agarró con Bastía antes del partido final y no se supo, ¡pero el boludo ahora lo contó en la televisión! (risas). A Chatruc lo adoro, pero un día que declaró “no podemos defraudar” me hizo calentar, porque defraudar no es ganar o perder, sino que es no jugársela por el equipo.

-¿Hablaban de los 35 años sin títulos?
-No, pero se sabía. Era un equipo solidario, temperamental y que nunca tuvo la presión de los 35 años. Si vos llegabas a Racing, te decían “por favor, sacáme campeón”. Los hinchas se arrodillaban, lloraban, y los jugadores superaron toda la presión. No sé si como futbolista hubiese superado toda la presión que tuvieron.

-¿Cómo viviste el partido con River?
-Fue especial porque históricamente River le ganaba a Racing. Se vivía el clima de “uh, otra vez éstos”. ¡Y tenían un equipazo! Se pusieron arriba en el primer tiempo, pero en el segundo no los dejamos cruzar mitad de cancha. ¡Con el empate de Bedoya explotó la cancha! ¡Nunca vi una cancha que explote así! Fue el gol del campeonato.

-¿Ahí te sentiste campeón?
-Sí, pero quedaban tres partidos. Pensaba que les ganábamos a Banfield y a Lanús y dábamos la vuelta olímpica. Contra Banfield nos anulan dos goles legítimos, me enojé y dije que íbamos a ser campeones. Me encaró “Tití” Fernández (periodista) y me dijo “¿estás asustado?”. “¡¿Asustado?! No, ahora me enojé, vamos a salir campeones”, contesté. Me sentía con impotencia porque tenía planeado dar la vuelta en Avellaneda para tener siete días tranquilo... ¡Siete días tranquilo!, ¿sabés lo que fue el último mes y medio? No dormí, quería salir campeón. Tampoco me quiero hacer el crack... ¡Tenía que ir a vivir a Arabia Saudita si no se daba!

-¿Cómo fue ser campeón?
- El día que salimos campeones estaba durmiendo a la 1.10. Me había levantado a las 7.30 y durante la madrugada me despertaba para fijarme lo que habíamos preparado, son locuras de uno.

-Estaban 1-1, y si Vélez hacía otro gol tenían que jugar una final...
- Yo estaba tranquilo, desde que me levanté sentí que íbamos a salir campeones. Confiaba a muerte porque el equipo era ganador, tenía todo para salir campeón y lo logró.

Todos suelen hablar sobre la historia, pero ocupar un lugar preponderante de la misma no es habitual. Tampoco resulta cotidiano dialogar con uno de los actores que es historia en sí. Reinaldo Carlos Merlo, inmortalizado como “Mostaza”, es hombre, mito y, también, estatua.

Un grupo de socios, encabezado por el cineasta Flavio Nardini, reunió fondos y propició que el técnico del último Racing campeón se eternizara en una pieza de bronce.

-¿Cómo fue verte reflejado ahí?
-Me impresionó. Simbólicamente fue de todos.

-No es habitual que te hagan una estatua...
-Lo tomé como algo lindo pero siempre como algo de todos, nunca me la creí, porque eso fue gracias a los jugadores, a la hinchada, a todos los que apoyaron.

-Y un martes 13, de enero de 2009, la estatua fue puesta en el Hall de la Fama del club...
-Ese día me emocioné, yo lo siento todo intensamente y por eso hoy tengo las mismas sensaciones que en 2001.

-Además de las camisas y los cuernitos, ¿qué otras cábalas tenías? Los jugadores dicen que las ibas sumando cada semana.
-Ellos se acuerdan, es verdad que íbamos sumando cosas. Pero lo que yo tenía siempre era la misma camisa y hacer los cuernitos en un tiro libre rival. Había cosas que yo hacía y no me daba cuenta, los jugadores lo notaban porque eran 30 que me veían todos los días. Pero más allá de las cábalas, en el segundo tiempo de la primera fecha íbamos 1-1 y le dije al “Polaco” Daulte (ayudante de campo) que con ese ritmo éramos campeones. Después de la sexta o séptima fecha no te cabía otra que salir campeón, sino me tiraba de un piso 20.

-Hace seis meses dijiste que te gustaría volver a Racing...
-Sí, pero ahora hay un técnico amigo (Alfio Basile). Algún día me gustaría volver, ojalá se dé. No tengo miedo a volver, la gente siempre me brindó todo su afecto.

Aquel 27 de diciembre el Riesgo País escalaba a los 5.463 puntos básicos, los muertos por la represión del 19 y 20 de diciembre habían sido 39, y millones de argentinos clamaban por trabajo y alimento. En el medio de esa situación estaba Racing. Y las ilusiones de millones de fanáticos, a los que para la consagración no los esperaron un domingo soleado ni un inicio de mes con empleos firmes ni economías sólidas.

Lo de Racing fue “a la Argentina”: en un jueves nubladísimo de fin de año, sin un mango en el bolsillo y hasta sin saber ni quién era el Presidente del país ese día, los “académicos”, y también “Mostaza” Merlo esperaron la concreción de aquello que por momentos parecía quimérico: salir campeón.

-¿Cómo convivían con la situación del país?
-Eso fue al final del torneo. Yo tengo que ser honesto: sabíamos que el país estaba en llamas, pero yo quería salir campeón con Racing.

-¿Pensaban que Racing campeón podía ser la única alegría de mucha gente en Argentina?
-Lo que sentíamos con el grupo es que había un gran problema, pero que queríamos jugar para salir campeón. Yo veía el quilombo, pero quería salir campeón. Cuando dijeron que la última fecha se podía suspender hasta febrero, no pude dormir, lo llamé a Marín y le dije ‘¿cómo que vamos a jugar en febrero?’. Para mí no lo sentía campeón si lo ganábamos en febrero, a mí no me gustaba, ¡no podés estar 35 años sin salir campeón y tener que esperar un mes más! Si faltaban cinco fechas era otra historia, pero no lo pensé en ese momento, sólo quería jugar.

Edición impresa. Ambos ex jugadores rememoraron en nuestra redacción el inolvidable título conseguido por la Academia en 2001.

Por Walter Acosta

Las fotos del Racing campeón del Apertura 2001 sobre un escritorio de la redacción de Crónica, que luego servirán para realizar la producción fotográfica, abrieron una puerta imaginaria en el tiempo por la que ingresaron Claudio Ubeda y Martín Vitali, dos de los integrantes de ese plantel que hizo historia, para retroceder diez años y situarse otra vez en la cancha de Vélez y recordar las sensaciones de aquella tarde, en la que cortaron una racha negativa para la institución de 35 años sin títulos locales y llenarse de gloria.

Las imágenes captadas son testimonios de la felicidad que embargó al pueblo “académico” aquel 27 de diciembre, en el que el futuro del país era incierto por la profunda crisis política, económica y social en la que se debatía, y también son testigo del paso del tiempo.

Otra vez una imagen (en la que Ubeda aparece en pleno festejo del título) nos transportará con el pensamiento a aquel día. “Da la sensación de que, en un abrir y cerrar de ojos, estamos de vuelta ahí. Parece que pasó poco tiempo, pero en realidad fue hace mucho. Lo mejor que queda son los recuerdos de ese campeonato”, reflexiona Ubeda, con un dejo de melancolía.

En la misma sintonía que su ex compañero, Vitali rememora el título. “Pasó rapidísimo y no queda otra que disfrutar del recuerdo. En particular, fue lo más lindo que me pasó en mi carrera”, afirmó “Pelotín”.

-¿Siguen recibiendo el cariño de los hinchas de Racing?
-(MV) Sí, es constante. Siempre te lo agradecen. También ocurre eso porque, lamentablemente, hace diez años que no pueden festejar otro campeonato. Entonces se valora más aquel logro.

-¿Cómo hicieron para no contagiarse de la ansiedad de la gente en las últimas fechas?
- (CU) A partir del primer partido contra Argentinos, que ganamos con un gol de “Chiche” Arano, se fue gestando una mística, un espíritu de grupo que se palpaba en el día a día, en los entrenamientos y en la relación entre el cuerpo técnico con los jugadores. La sensación de pelear por algo importante la generamos nosotros con la gente, que en la segunda fecha ya nos hizo sentir la necesidad que tenían de salir campeones. Nosotros tuvimos el aplomo, la paciencia, la experiencia de los más grandes y la conducción del cuerpo técnico que controló nuestra ansiedad. Hubo un montón de factores que incidieron para que terminara todo de la mejor manera, pero recalco el sentido de pertenencia que logró ese grupo, el amor por la camiseta, la sed de revancha y el hambre de gloria que tenía.

-¿La semana previa al partido con Vélez sintieron la presión de los 35 años que llevaba el club sin obtener un título local?
-(CU) Teníamos esa presión, el país estaba llamas y ningún equipo jugaba, sólo nosotros y River. El contexto de sufrimiento no podía faltar para Racing. Desde hacía varias semanas, cuando nos entrenábamos en la cancha, escuchábamos el aliento de la gente que hacía la cola para comprar su entrada y eso nos cargaba de adrenalina. Uno quería que el campeonato terminara en ese instante. El día del partido, yendo a la cancha de Vélez, tuvimos que parar en el peaje porque estaba lleno de hinchas. Del otro lado de la autopista también había mucha gente que iba camino a nuestro estadio para ver el partido por pantalla gigante, porque la cancha de Vélez quedó chica. Son flashes que a uno le quedaron.

-¿Se acuerdan de lo que les dijo “Mostaza” en la charla técnica?
-(CU) No.
-(MV) Siempre hacía la misma por cábala (risas).

-¿Se relajaron cuando dijo: “Vamos a ser campeones” después de perder con Banfield?
-(MV) Ese día nos obligó a ser campeones.
-(CU) Internamente, decíamos que no se nos podía escapar esa oportunidad, pero nunca lo hicimos público.

-¿Ese campeonato les cambió la vida?
-(CU) Sí, hay un antes y un después, porque no es lo mismo salir campeón con un equipo que está acostumbrado a serlo, o que no tienen la convocatoria que tiene Racing. Por eso, a pesar del paso del tiempo, este título sigue teniendo trascendencia, como lo fue el del ’66.
-(MV) Más allá de lo deportivo, el título tuvo una carga emocional muy grande porque había muchos hinchas que no conocían la sensación de festejar un título.

-Cuando entran al “Hall de la Fama”, ¿qué sienten al verse en la gigantografía de aquel plantel?
-(MV) Que quedó en blanco y negro (risas). Es una satisfacción. Es un sueño cumplido.
-(CU) Pertenecer a la historia del club es algo que nos va a perpetuar. Es un orgullo haber sido parte de ese equipo.

La crisis, casi terminal, que vivía el país en diciembre de 2001, como era previsible, hizo peligrar la consagración de Racing. El gobierno de Fernando de la Rúa se había derrumbado hacía días y arrastró a millones de argentinos a la pobreza. En este contexto de caos, corralito, saqueos, protestas, estado de sitio, represión, asesinatos y desgobierno por parte del estado, la “Academia” quería sacarse una espina que hacía 35 años que la laceraba. Ante semejante escenario social era difícil pensar en la pelota, pero una decisión política, del entonces “efímero” presidente de la Nación, Ramón Puerta, le dio la chance al club de Avellaneda de jugar su partido decisivo frente a Vélez. También River, que disputaba el título, jugó su encuentro.

Martín Vitali, más allá de tener la cabeza en la definición del certamen y de la importancia que esta tenía para la entidad, no se sintió ajeno al futuro de la patria y salió a las calle y fue testigo de los peores episodios de violencia que ocurrieron aquel 19 y 20 de diciembre.

-¿Martín estuviste en la Plaza de Mayo el día de la represión?
-No llegué a la plaza, me arrimé por Entre Ríos. Cuando escuché que había quilombos salí a ver qué pasaba. Fue una reacción más de curioso que de activista político. Si bien el campeonato era lo principal para todos los jugadores, también estábamos preocupados por lo que podía pasar con nuestros ahorros y con el país. Pero esa situación no nos sacaba del objetivo. Eramos conscientes de los problemas que había y nos afectaban, pero queríamos que se juegue el último partido. Teníamos un sentimiento un poco egoísta por querer definir una historia que la teníamos ahí, la veíamos posible.

-¿Qué viste ese día?
-Mucha bronca, indignación y preocupación.

Claudio Ubeda aportó que “al hincha de Racing no le importaba nada. Hubo una marcha en Agremiados para que se juegue ese encuentro, en la que estuvimos”.

“Para el hincha de Racing ese partido significaba la única alegría que podía tener, que era salir campeón”, explicó el ex lateral derecho.

Claudio Ubeda fue el gran capitán del Racing campeón 2001. Por trayectoria en la institución (había llegado en 1995) y personalidad, el central se convirtió en el máximo referente de aquel plantel que ingresó a la historia del club.

Como toda historia de redención, el “Sifón” primero tuvo que aprender a sufrir para después festejar a lo grande.

“Arrastrábamos una carga extra muy grande, de muchos años de frustraciones. Además, habíamos atravesado por un montón de problemas institucionales, la quiebra, la clausura de la cancha y veinte mil cosas más que se me vienen a la cabeza y todo eso; a la hora del partido final, se transformó en una mochila muy pesada, pero por suerte había un grupo que fue el motor que hizo posible que ese campeonato fuera nuestro”, reconoció el ex defensor.

Aquel plantel que se consagró en el Apertura 2001 se armó con la base del plantel anterior, al que le tocó la ingrata misión de tener que pelear por salvar al club de la Promoción. Esa situación marcó a fuego a los jugadores y al técnico, Reinaldo Merlo, quienes supieron sacarle provecho a esa experiencia límite para consolidar el grupo que después se consagró.

“A ese plantel llegaron varios jugadores nuevos, pero lo que habíamos pasado el semestre anterior nos fortaleció como grupo y ayudó a consolidar la relación con el entrenador, le permitió al técnico conocer el club, a la gente y, a partir de allí, levantamos una coraza preparándonos para algo mejor”, contó.

Entre los futbolistas que se sumaron se encontraba Martín Vitali, quien afirmó: “Los que llegamos entendimos adónde llegábamos. Había gente que nos marcó un camino, el del respeto y el laburo”.

La Nación.

Racing campeón 2001: "Que 10 años no es nada"


Hace una década, Racing volvía a ser feliz: tras esperar 35 años, por fin otra vez gritaba campeón; Mostaza Merlo, el conductor de aquel equipo, y varios de los jugadores que hicieron historia evocan aquellos días inolvidables. Por Sebastián Torok, Andrés Prestileo y Damián Cáceres

"Racing campeón. Existía ese día. No era una abstracción imposible en el tiempo." Miles de hinchas de la Academia tal vez no creyeron que alguna vez leerían líneas así, las primeras de la crónica de La Nacion el día después de aquella consagración histórica. Aquella tarde lluviosa frente a Vélez, la Academia liberó un festejo atragantado durante tantísimo tiempo. A modo de homenaje, La Nacion reunió, en la cancha de la Academia, a varios protagonistas de aquel título tan esperado, tan festejado. Reinaldo Merlo, el entrenador; Gustavo Campagnuolo, el arquero; los defensores Francisco Maciel, Martín Vitali y Claudio Úbeda; los mediocampistas José Chatruc y Gustavo Barros Schelotto, y el médico de aquel plantel, Miguel Khoury. Para que los recuerdos fluyeran solos.

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"Pensá que el que nos seguía era River, y tenía un equipo de estrellas. El sprint final lo sentimos? Pero el partido con ellos fue el clic que nos faltaba. Aquella tarde había una tensión tremenda en la cancha. Pero Racing ahogaba al rival. Los metimos en un arco hasta el gol de Bedoya, el del empate. Ese equipo tenía una convicción tremenda" ( Úbeda ).

"Quizás en otro lugar sentí más presión y jugándome menos cosas que acá. Ese año en Racing fue mágico, nadie estaba mal, anímicamente fue impresionante. Cuando llegábamos a la cancha no nos animábamos a salir al campo porque era terrible lo que gritaba la gente. Entonces decíamos ?¿quién sale?' Y salíamos todos y era una inyección terrible, era como meterte un suero anímico y ya dos horas antes del partido" ( Maciel ).

"Internamente, desde la tercera o cuarta fecha, Mostaza nos metió en la cabeza la ilusión de pelear por el título. Y uno, con el correr de los partidos, tomaba conciencia de que era posible. Mostaza manejó la presión de una manera impecable pero después de jugar con River supimos que no se nos escapaba" ( Vitali ) .


"En el primer partido, con Argentinos, se vivió algo distinto. Es increíble. Si uno mira los comienzos de los torneos de Racing en los años anteriores, podrá darse cuenta de que fueron parecidos, con la gente entusiasmada, llenado las canchas. Pero me acuerdo mucho de ese primer día, ganamos con un gol en contra en el segundo tiempo, una noche, un partido en el que se veían cosas que empezaban a ilusionar. Y aquellos que son un tanto místicos de repente vieron cosas" ( Barros Schelotto ).

"El grupo me transmitía mucha seguridad. Yo era nuevo, había llegado al equipo apenas una semana antes del torneo. Era muy difícil que habiendo sumado tantos jugadores nuevos la coas funcionara" ( Campagnuolo ).

"Era un plantel intelectualmente parejo, con orígenes dispares pero con códigos compartidos. Había grupos por las afinidades, pero cuando íbamos a comer nos juntábamos todos. No había divas ni estrellas. Ni discusiones. Buena onda, siempre. Y ese equipo tuvo la mejor expresión futbolísticas de cada uno de nosotros, sacando a Milito, que después creció mucho en el exterior" ( Chatruc ).

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El calor sofoca. Niños en ojotas y mochilita al hombro hacen equilibrio en el empedrado del pasaje Corbatta. No hay hinchas abarrotando los ingresos ni saltando vallas. Tampoco se huele humo de choripanes domingueros; mucho menos se oyen cacerolazos en el barrio y las imágenes de TV no reproducen saqueos o a un presidente que se va en helicóptero. Pasaron diez años; muchos de esos chicos que llegan a la colonia del club entonces ni siquiera habían nacido.

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"Los últimos días fueron tremendos, con la gente en la calle, nervios, cacerolas... El país era un caos, no se sabía si se jugaba el partido final, el país pasó a ser el centro de atención cuando antes éramos nosotros. Nos concentrábamos mientras estaban todos de vacaciones, era caótico, parecía que así era la única manera de que Racing fuera campeón..." ( Maciel ).

"Por un lado estábamos abstraídos del contexto y no queríamos esperar hasta febrero. Por el otro, sentíamos las dificultades terribles por las que atravesaba el país, lo que pasaba en la calle. Se mezclaba algo caótico con una alegría exrema. La sensación era rara" ( Úbeda ).

"Uno es un poco egoísta porque pensábamos en jugar. Teníamos la ilusión del título y era ése momento. No podíamos seguir esperando. No podía y no quería dejar pasar la oportunidad. Era en ese momento porque veníamos embalados y esperar a febrero cambiaba todo" ( Vitali ).

"No éramos los responsables de los 35 años sin títulos, pero asumíamos la responsabilidad de pelear el campeonato. Mirándolo desde la distancia y a diez años, fue una locura. La presión de la gente, del periodismo... Pero en ese momento éramos jóvenes y estábamos acostumbrados a las presiones. También mirando para atrás vemos la locura que era el país. Si uno se pone a pensar y se lo cuenta a alguien de otro país van a decir que es una exageración. Eran dos realidades distintas, la futbolística nuestra y la del país, un tanto extremas. Ese es uno de los méritos del plantel, que aprendió a convivir con las presiones" ( Barros Schelotto ).

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Con un DT que llegó sin ser un símbolo del club y un equipo que se terminó de delinear al borde del arranque del Apertura, la entrega y la convicción ganadora fueron las armas para quebrar el maleficio. Los goles oportunos de Loeschbor, la fiereza de Bastía, la seguridad de Campagnuolo, la picardía de Estévez y la electricidad de Chatruc, claves de un festejo que se coronó en la tarde de Liniers, cuando al mismo tiempo 40 mil hinchas vivieron en pantalla gigante desde el Cilindro.

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"Llegar a la cancha y ver ese clima... Era el día . La charla fue la de siempre, haciendo hincapié en que no podíamos perder, pero sin volvernos locos o jugar al ritmo de la gente. Cuando íbamos a la cancha veíamos autos con banderas yendo para Vélez y para Avellaneda. Después del partido nos enteramos de que esa gente llenó la cancha de Racing" (Vitali) .

"Yo me sentí campeón el día del partido con River. Empatamos casi sobre la hora y que Cardetti fallara un gol impresionante en el final... Ése fue el paso más importante, no se nos podía escapar. Nos tocó empatar con Banfield en la cancha de Huracán y no ganar pese a que todos iban a festejar. Si perdía o empataba River y nosotros ganábamos eramos campeones. Y no nos caimos, fuimos a Vélez sabiendo que esa era la chance y lo sacamos adelante" ( Barros Schelotto ).

"Si tuviera que recordar un momento, me quedo con la llegada a la cancha. Era terrible, se me pone la piel de gallina ahora mientras hablo... Salíamos una hora y media antes desde el hotel en la 9 de Julio, sabíamos que íbamos a tardar, no podías avanzar por los autos, las motos, los micros que te seguían con banderas. No sé si hoy se viviría algo así. Había algo especial. Era mucho tiempo sin títulos, había algo raro que se podía dar" ( Maciel ).

"Yo creo que a ese equipo hoy le iría muy bien. Con el tiempo se fue perdiendo el sentido de pertenencia, y eso le sobraba a aquel equipo. Y el compromiso para con el club. Brillo no sobraba, pero espíritu de grupo, sí" ( Úbeda ).

"Era un plantel intelectualmente parejo, con orígenes dispares pero con códigos compartidos. No había divas ni estrellas. Ni discusiones. Y ese equipo tuvo la mejor expresión futbolísticas de cada uno de nosotros, sacando a Milito, que después creció mucho en el exterior" ( Chatruc ).

"En el final del partido con Vélez, el último, me llega una pelota. La agarro y le digo a Brazenas: ?Mire cómo está la gente? ¿cuánto falta?' No me olvido de lo que me dijo: ?Poné la pelota en el piso que termina' . Me recorrió un escalofrío. Hice el saque, pero las piernas no me daban. Le pegué con tan poca fuerza que la pelota no hizo ni veinte metros. En medio de todo ese gentío, yo fui el primero en saber que Racing ya era campeón" ( Campagnuolo ).

Lo dice y parece vivirlo como aquel día. Porque, al fin y al cabo, él y sus compañeros un día decidieron jugar al fútbol para vivir momentos así.

42 puntos logró Racing en el campeonato, producto de 12 triunfos, 6 empates y una derrota, con 34 goles a favor y 17 en contra.

Yo no tuve la posibilidad de ir a Velez, pero si fuimos con toda la familia al Cilindro, incluida mi vieja (simpatizante amarga) que ese día lució una remera celeste a pedido del machaje, para matar una posible mufardi.

Yo tenía casi 11 años, no entendía lo que significaba ese jueves tan particular, si sabía que podía ver por primera vez en mi vida a Racing campeón, tambien sabía que 15 días atrás había pensado lo mismo contra Lanús, y nos fuimos de la cancha masticando incertidumbre, a pesar del triunfo. Solo me di cuenta de lo que había pasado (porque la reja no me dejaba ver muy bien la pantalla tampoco), cuando vi a mi viejo llorando por primera vez, a mi vieja feliz de vernos a nosotros así, y a tanta gente dando la vuelta, incluso alguno de rodillas, sobre el pasto del Cilindro, cuando salí y vi una Avellaneda de fiesta, bocinazos, calles cortadas, bengalas. Mi abuelo lo escuchó por radio ese dia, dijo, se acabó la mufa, ahora vamos a ser campeones más seguido. El es socio desde el '42, las vio todas, las muy buenas y las muy malas. Espero que su pronostico no tarde mucho más en ser acertado.

Ese gol de Chirumbolo que casi mata a 100.000 personas, siempre a lo Racing.

10 años ya, la reconcha de su hermana...

Siguiendo con el relato de Fer, digo una boludez: me acuerdo que hace el gol chirumbolo (a pesar de los dificultoso, nunca nadie, JAMÁS, olvidará ese nombre) y me desmorono, me siento en la tribuna con la bocha entre las gambas, y entro a lagrimear, a temblequear, esa sensación de que el campeonato se nos podía escapar por una pizquita, se nos resbalaba de la yema de los dedos...
Así hasta el estallido del final, el mar de lágrimas más incontrolable y placentero que largué en mi vida.

Puede ser que Chirumbolo jugara con la 35?. Tengo eso grabado en la retina.

Kitu escribió:

Tenia 12 años, y veia cada nene, en un momento pasó Diente en cuero con el short del 2000/2001 negro con la cintura celeste, y puesto en él un fierro que como no tenia remera, era lo primero que se veía.
Estaban los muchachos controlando la zona con fierro en mano.

Jajaja! Si, tal cual, la seguridad estaba a cargo de la barra de aquel entonces, o al menos eso parecía...

Acabo de ver el gol que se come Cardetti.
Casi me agarra un bobazo por segunda vez.

juan pedriyo escribió:

Acabo de ver el gol que se come Cardetti.
Casi me agarra un bobazo por segunda vez.

¿Lo viste en ESPN Recuerda? Mamadera, como zafamos ahí, casi como la de Bustos contra Belgrano, menos trágica, pero igual de importante. Y el gol que se come Farías en La Plata estando 0-2 abajo, no la contábamos si lo llegaba a hacer.

A lo Racing...